Caminar por Trinidad es como entrar en un museo al aire libre, con sus casas coloniales perfectamente conservadas y calles empedradas que te invitan a explorar cada esquina. El Malecón habanero, con su vibrante vida callejera y vistas al mar, es otro de los puntos imprescindibles para sentir el pulso de la ciudad y la calidez de su gente.

En cada ciudad colonial de Cuba, desde Santiago hasta Cienfuegos, la mezcla de culturas se refleja en la música, la danza y las tradiciones que siguen vivas. Este viaje no solo te permite disfrutar de la belleza arquitectónica, sino también conectar con la rica herencia cultural que hace de Cuba un destino verdaderamente único.